HISTORIA DE LOS BOMBEROS EN EL MUNDO
SEGUNDA ENTREGA
PRIMER CUERPO DE BOMBEROS
Revisando la historia, encontramos que el primer
Cuerpo de Bomberos, cuya organización le acredita a llamarse como tal, funcionó
en Roma durante el primer siglo antes de Cristo.
Fue organizado en el año 22 antes de Cristo por el
emperador Augusto Cesar y se componía de seiscientos esclavos a los que
llamaban "vigiles". Este sistema de "esclavos bomberos"
funcionó hasta seis años después de Cristo, cuando Augusto reorganizó el Cuerpo
de Bomberos, creando un departamento u organización mejor entrenado y
organizado, más a tono con las necesidades y el prestigio de una gran ciudad,
que era la capital del mundo para aquella época.
Esta organización rindió espléndidos servicios
hasta la caída del Imperio Romano (476 A.C.). La nueva organización creada por
el emperador Augusto estaba compuesta por 10,000 bomberos, (esclavos libertados
o ciudadanos), con equipo adecuado y suficiente. Aunque se seguían llamando
"vigiles" eran miembros de una organización semi-militar, con
divisiones y subdivisiones similares a aquellas del ejército romano, estando
cada división a cargo de una demarcación o zona específica.
Este Cuerpo de Bomberos estaba dividido en diez
cohortes urbanas, aunque cada una de estas también controlaba y era responsable
de la seguridad de los distritos semi-urbanos, en los que la ciudad estaba
dividida. Primeramente, los cuarteles fueron establecidos en residencias
privadas, pero más tarde fueron dotados de edificios propios que podían
describirse como palaciegos por su lujo, comodidad y tamaño.
Cada cohorte tenía dos siphona, escaleras, escobas
de metal, picos, mallas, palas y otro equipo. El salvamento y protección de la
propiedad se llevaba a cabo cubriendo la misma con mantas, llamadas
"formiones", las que, siendo impermeables, evitaban que el agua las
maltratara. También contaban con hachas, conocidas en aquella época con el
nombre de dolobrae. Las mallas de seguridad, muy parecidas a las usadas
actualmente, también se encontraban en el equipo romano y eran conocidas con el
nombre de cantones. Las escaleras se conocían por scalae. Otro equipo ya en uso
para esta época, era el arpón, conocido como perticae y el amae, que eran cubos
hechos de sogas fuertemente tejidas y entrelazadas.
El personal del Cuerpo de Bomberos organizado por
el emperador Augusto Cesar tenía distintos rangos jerárquicos, incluyendo un
prefecto, sub-prefecto, diez tribunos, cien centuriones, cien vexillarii, y un
número indeterminado de bomberos de distintas clasificaciones, denominadas
aquarii, siphonarii, uncunarii, y falcarii. Sus clasificaciones indicaban el
trabajo que realizaban en la escena del incendio. El prefecto tenía el comando
de todo el Cuerpo, tal y como ocurre hoy día con el Jefe, por lo general era
seleccionado por el emperador de entre la aristocracia romana.
Los demás rangos correspondían a los Jefes de
Zonas, Capitanes, Tenientes, Sargentos, y Cabos de los modernos Cuerpos de
Bomberos. Los siphonarii estaban a cargo del manejo de las máquinas y los
pisteros, mientras los acquarii eran los bomberos a cargo de suplir agua a la
siphona. Se podrá observar que los distintos rangos en el Cuerpo de Bomberos de
tan lejana época, corresponden a los rangos del ejercito romano, (perfectos,
tribunos, centuriones, etc.), costumbre existente en nuestros días con los
nombres de capitanes, tenientes, sargentos, cabos, etc.
Los bomberos recibían paga y una pensión al
retirarse después de haber servido 26 años. El prefecto tenía poderes de juez
para juzgar cualquier asunto relacionado con los fuegos. Si alguien obstruía el
libre tránsito del equipo, el prefecto podía ordenar su arresto y celebrarle
juicio inmediatamente. Un número de azotes era castigo corriente en estos
casos, dependiendo del número de éstos, de la intensidad y magnitud del
incendio.
Los bomberos eran una combinación de bomberos y
policías, y llevaban rotenes y macanas con las que castigar a los que
entorpecieran sus labores. Entre los antiguos jefes o prefectos de mayor
renombre durante este glorioso período, figura el Prefecto Aeneas Cyrenus.
El historiador Plainio hace resaltar la falta de
equipo en las ciudades de menos importancia durante el primer siglo de la era
Cristiana. Es difícil determinar cuántas ciudades siguieron el ejemplo dado por
Roma, así como también es difícil señalar cuantas ciudades desaparecieron,
víctimas de las llamas, especialmente durante las invasiones nórdicas.
PRIMERA BOMBA
No hay nada en la historia que nos indique que
durante los siglos XII y XIII de la Edad Media los pueblos se preocupasen por
su seguridad, en lo que a combatir y evitar incendios se refiere. Pero, ya para
el año 1460 la ciudad de Francfort - del - Metro, en Alemania, tenía leyes para
proveer protección contra incendios y en 1518 estaban en uso en la ciudad de
Augstburgo distintos instrumentos y aparatos de combatir incendios. Gaspar
Schott, padre jesuita, escribió descripciones de las máquinas y aparatos de
combatir incendios en la ciudad de Konishofen en el año 1617, y con lujo de
detalles describe la "monumental bomba" construida por John Jautsch
en Nuremberg en el 1657.
De los países europeos fue Alemania el que más
adelantó en los métodos de extinguir incendios. Construyó su primera bomba de
mano en la ciudad de Nuremberg en el 1616. Consistía dicho aparato de un
recipiente bastante grande montado en correderas, con un pistón en el centro.
Tres hombres eran necesarios para su operación en acción a aquellos encargados
de suplir agua al recipiente. Las palancas del pistón estaban fijas a una pieza
horizontal, las que se manipulaban subiendo y bajando, lo que ponía en
funciones el pistón y el agua era lanzada a presión por el pistero, cuya forma
semejaba el cuello de un ganso.
Al finalizar el siglo XVI encontramos que los
grandes recipientes de agua, con sus pistones, sus balancines y pisteros han
sido montados en ruedas de madera, y eran más fuertes. Un nuevo pistero había
sido inventado, el que funcionaba sobre una unión universal y podía moverse en
distintas direcciones. Durante el año 1699, París contaba con 17 aparatos de
combatir incendios, llamados bombas, pero ya para el año 1712 la capital
Francesa contaba con 30, distribuidas en distintas demarcaciones de la ciudad.
Es muy probable que dichas bombas hayan sido similares a las que nueve años más
tarde, (1721) importara de Londres la ciudad de Nueva York, en los Estados
Unidos de América. Ya para esa época un inventor apenas conocido había
realizado uno de los experimentos de mayor beneficio, al adicionar a la bomba
una cámara de aire, dentro de la cual el aire comprimido expelía el agua en
forma de un chorro continuo.
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